El bolígrafo se movió entre sus dedos girando en un único sentido con extrema rapidez. Su cerebro era un hervidero de ideas, pensamientos que iban y venían sin detenerse un solo instante, y por un momento pensó que el aliento se le iba a quedar entrecortado entre su garganta y su boca. La herramienta de escritura cesó de dar vueltas y la dejó sobre la mesa de manera apresurada, para llevarse las puntas de los dedos contra la cara y el el dorso contra su rostro.
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CARTAS A MI CIUDAD DE NASHVILLE
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.