Volví la mirada al oír mi nombre, y al pasar mis ojos por encima de mis hombros no vi a nadie, así que volví a retomar la misma posición que instantes antes había mantenido como si nada me hubiera interrumpido. Cerré los ojos, la fatiga estaba pasando factura en mi maduro cuerpo...
Lectura completa en:
Esa voz
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.