El ritmo cardiaco de él se disparó, quedando su rítmico sonido amortiguado por el golpe que los tacones de Beth ejercían al subir los escalones que conducían a la planta superior. Siguió sus pasos y alcanzó su perfume, que aspiró cuando tiró de su mano para retenerla fuertemente contra su brazos desnudos. Desvistió sus pezones tirando del encaje en el que estaban ocultos, y sus rosados montículos se erizaron cuando la punta de su lengua los humedeció.
Lectura completa en:
Placer oculto
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario