Le dolía rememorarla en su cabeza, pues entre dientes y con los dedos entrecruzados debía apretarlos con fuerza para no sucumbir al agonizante dolor que lo consumía desde las entrañas al pensar en la delgada línea de su figura y en el contorno de sus curvas contoneándose bajo su caderas. Las ventanas abiertas de la habitación...
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NUNCA FUISTE MÍA.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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