La sensación de hormigueo interrumpió repentinamente mi rutinaria labor profesional. Mis articulaciones se impusieron ante la negativa de seguir escribiendo y quedaron de inmediato anquilosadas al borde de las teclas de mi vieja máquina de escribir. Con la lengua adormecida y los músculos contraídos, deduje sin llegar a posar mis ojos sobre el reloj de la repisa de la chimenea que ya debía de ser tarde y, con la sensación de una amarga libertad aún en la punta de mi lengua...
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Bajo el prisma de París
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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