Cuando llegaba la primavera, incluso si era una primavera falsa, la única cuestión era encontrar el lugar donde uno pudiera ser feliz. Por eso me resultaba tan complicado vivir bajo aquella premisa; por eso, y debido a la enorme presión que por aquel entonces sufría, solía olvidarme de todo y de todos citándome en el alféizar de la ventana de mi angosto y humilde dormitorio con la melancólica lluvia pasajera del mes de Abril...
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Primavera en París
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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