Don Sancho debió de pensar que el decrépito y mortecino rostro de Don Quijote se debía sin lugar a dudas a que había pasado una mala noche, pero fue el mismo hidalgo quien, aún con sus temblorosas manos, rectificó el error de su amigo. Pensará que mi mal despertar se debe a que tuve un mal sueño...
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Un mal sueño.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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