Ni él tuvo el valor suficiente para evitar hacer descender su propia mano apoyada contra la pared del ascensor, que premeditadamente cortaba su paso, ni ella de apartar los ojos de aquella bárbara mirada que hasta el aliento le entrecortaba. No fue un descenso desacertado...
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Hasta el final
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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