Lo que al principio creyó el eco de sus propios pasos resultó ser el inconfundible sonido de unas pisadas completamente diferentes a las suyas al doblar la esquina de la calle. No tenía motivos para sentirse nervioso o inseguro pero de alguna manera se sentía algo intranquilo, así que aceleró el ritmo de sus zancadas, creyendo así que alcanzaría un estado de seguridad.
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NUNCA VUELVAS LA VISTA ATRÁS.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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