Levantó su mano y frotó con efusiva intensidad su puntiaguda nariz ligeramente achatada intentando omitir a la molesta sensación de escozor. Pero fue inevitable, al final tuvo que despertarse para rebuscar entre sus escasas pertenencias el pañuelo de tela bordado que había escondido en el interior del bolsillo derecho de su camisón y sonarse las fosas nasales...
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La puerta entornada
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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