Quedó claro desde
el primer el momento, y aún así, con el aire meciendo sus cabellos,
era difícil no desviar la mirada para no querer verla de nuevo. El
pelo se le había alborotado y enredado, creando una espesa maraña
que sería compleja de acicalar sólo con los dedos de su mano. Debió
volver la mirada, la carretera así lo exigía, el corazón no se lo
pedía...
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Un saludo.
Akasha Valentine Escritora, articulista y poeta.
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