Si tu voz no me llega a alcanzar despiértame, antes de que la soledad lo haga y me sobresalte en esta noche que nunca parece llegar a quererse acabar. Susurra mi nombre, pero hazlo despacio, articulando cada vocablo entre tu boca y tu lengua, pues ya me siento cabizbajo, y el alma se me apena, pues me rendí demasiado pronto pensando dónde podríamos haber olvidado a los sueños qué no se hicieron realidad, o en qué lugar pudimos llegar a dejarnos olvidadas las promesas que, sin cumplirse, aún siguen esperando.
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Ser amantes
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora, articulista y poeta.
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