El cálido rubor de unas mejillas aún humedecidas por las últimas lágrimas intensificó la sensación de quemazón producida por los últimos rayos del sol que aún bañaban la costa, sin lograr a llegar desaparecer entre la delgada línea que dibuja el cielo del mar. La espuma marina se pegaba a sus dedos, mientras que las corrientes iban y venían indecisas en todo momento, y dubitativas ante el pensamiento de quedarse o marcharse para hacerle compañía...
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Corazón roto
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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