Papá detuvo el coche, paró el motor, y se giró para mirarme directamente a la cara, ya que yo estaba sentada en la parte trasera del vehículo. Vi como sus ojos brillaban, y sin previó avisó el tono de su voz se intensificó hasta el punto de sonar casi como un chillido, que me aceleró incluso el corazón. Recuerdo, la forma en la que sus palabras llegaron a mis oídos y exclamó la frase:
- Hemos llegado, Maddy...
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La última instantánea
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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