El incesante ruido perturbó la calma y el sosiego de los que tan cómodamente solía disfrutar durante las horas que duraba su jornada. Hasta aquel mismo día había sido reconfortante permanecer entre aquellas cuatro paredes labrándose un futuro profesional, aun cuando todos los demás ya se habían ido a casa, porque en aquel lugar se sentía como en su propio hogar cuando estaba él solo, sin la presencia de nadie más, ni siquiera la de su profesor, el Dr. M. Branigam...
Lectura completa en:
La misteriosa muerte del doctor M. Branigam
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario