Al creer que te tenía junto a mí, me di cuenta de que sólo veía una vaga ilusión que a mis ojos engañados parecía satisfacer, con la mentira ya puesta en los labios y la emociones vueltas del revés. Y ahora que lo recuerdo, no fueron mis dedos enredados en tu piel los que movieron tus cabellos y revolvieron tu flequillo, fue la brisa de una tarde de verano, cuando los vi moverse tan libres y sueltos que creí estar soñando a pesar de estar despierto.
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Nadie más que tú.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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