Creando diminutos remolinos esbozados en el aire, la humeante taza de té fue recogida entre sus enfundados dedos blancos, y reclinando su espalda contra el mullido sillón de orejas dejó caer parcialmente su cuello hacia atrás, hasta que sus canosos cabellos recogidos en un pequeño moño se posaron sobre dicho respaldo, y todos sus músculos quedaron parcialmente inmóviles al sentir la sensación de descanso que apaciblemente ofrecía aquel holgado mueble situado al lado de una amplia ventana en la sala de estar. Descansó su mirada un instante en el blanco techo, cuyas vigas transversales cruzaban la estancia de lado a lado...
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Y sólo quedaron los recuerdos
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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