Sin voz. Aun con las palabras cosidas en la garganta
uno no puede decir lo que de verdad quisiera expresar
y ese otro que desea oír no puede escuchar lo que ha venido
a interpretar, para decidir qué hacer con esas manos
que se enfrían porque nuestros dedos, aunque quieren,
no pueden tocarse, y aunque se acercan no llegan a unirse.
Lectura completa en:
http://www.artgerust.com/concurso/dos-viejos-amigos/22296
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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