Había logrado darles esquinazo en la última calle, pero sabía que no si no encontraba un lugar seguro donde esconderse tarde o temprano le encontrarían, y los matones del colegio le despojarían de todas sus pertenencias para esparcirlas por el suelo, le golpearían en la tripa, le pisarían las manos y como remate final le robarían algún objeto de poco valor como un lapicero o el cuaderno de los ejercicios.
Lectura completa en:
LA INCREÍBLE AVENTURA DE ANTOINE LEBLANC.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario