Dame con una mirada lo que no se puede entregar con mil palabras, mientras tus dedos sostienen mi palma y mi boca callada padece el anhelo de los besos que por error, o tal vez por un infructuoso descuido, olvidé aquella mañana bajo tu almohada. Regálame, aun cuando sepas que no lo merezco, una suave caricia que entre los pliegues de mi camisa se pierda hasta alcanzar los confines de mi alma. Entregame, mi amor, ese sueño que tan inalcanzable me resulta, tan imposible de conseguir, cuando desvías la mirada y la dejas caer como si nada, y haces que me pregunte una y otra vez por qué el aire que respiro me parece tan irrespirable.
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Darlo todo por ti
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora, articulista y poeta.
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