Dado que no miraba donde pisaba, grave error por mi parte, acabé por apoyar la planta del pie sobre la gruesa cola de una enorme rata, que al contacto con mi suela giró su cabeza para emitir un profundo chillido que resonó en el angosto y oscuro callejón por el que yo caminaba habitualmente dando mi nocturno paseo. Del susto que me llevé acabé zigzagueando de un lado para otro intentando mantener el equilibrio...
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Una sombra entre los ventanales
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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