De entre todos los sonidos que he oído a lo largo de mi vida, muy probablemente el que más impacto dejó en mi memoria fue el gradual chasquido de la llave girando sobre sí misma en el interior del ojo de la cerradura. Un sonoro ruido que aun cuando no deseo recordarlo vuelve a mis recuerdos tan lúcidamente que me causa una sensación de desasosiego inoportuna.
Lectura completa en:
La voz del diablo
Capítulos anteriores:
Capítulo I – La muerte esquiva
Capítulo II – El llanto de los muertos a la medianoche
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora, articulista y poeta.
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