Arrastré mis dedos para alcanzar lo que con las puntas no lograba llegar a tocar, y resbalando así las yemas de mis dedos por el puente de las redondas gafas cogí mis anteojos para poder ver lo que la oscuridad no me permitía mirar con claridad. Y sostuve entre mis longevas falanges esas lentes que no quería colocar delante de mi rostro, encima de mi cara...
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Cuando tu piel toque la mía
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora, articulista y poeta.
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