Explicar por qué tenía alrededor de su cama un circuito cerrado de juguetes no resultaba nada sencillo cuando los adultos se negaban a escuchar. Como si su mente careciese de imaginación, les costaba entender que los monstruos que ellos no ven sí son reales: están bajo su cama, dentro del armario, pegados a la ventana; y a veces se les oye con tanta claridad que ni las sábanas son el escudo necesario para dejar de oírlos...
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¿QUIÉN HABITA AHÍ?
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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