La alzó en el aire y la besó con fervor. Sus dedos tantearon la cintura de su cuerpo; sentía miedo de dejarla caer contra el suelo, así que volvió a empujarla y la apretó contra su pecho. Pasaron el umbral de la puerta. Los recién casados habían llegado a su nuevo hogar...
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Cállate, cállate, cállate...
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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