Tras su reciente emancipación, Fred saboreaba las mieles de la libertad de vivir lejos de sus padres. Los primeros días fueron un regalo, y no le dio importancia a los ruidos que provenían del piso superior, hasta que fueron más repetitivos y molestos. Fue entonces cuando decidió tomar cartas sobre el asunto y hablar con el conserje.
- A todas horas. - Le dijo. - Botando la pelota, llorando sin consuelo, tirando todo cuanto encuentra a su paso. Debería hablar con ellos.
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Volveré pronto
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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