Le ofrecí una taza de té a mi hermana María, que modestamente rechazó con el silencio de sus palabras. Quería agasajarla como se merecía, al fin y al cabo ella era la mayor, y por ello fue por lo que bajé corriendo a la cocina a buscar un plato de pastas, pero cuando llegué a mi dormitorio observé que tampoco las quería aceptar...
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La hija única
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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