Eran las dos únicas personas que ahora ocupaban la cálida estancia de la casa, donde el calor de la chimenea invitaba a sus respectivos propietarios a no despegarse de sus cómodos sillones. Ocupados en sus quehaceres...
Lectura completa en:
La otra esposa
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario