Oí algo, pero no vi nada cuando al ladear mi cabeza giré mi cuello para mirar por encima de mi hombro, por lo que deduje que no había nada detrás de mí. Entre mis dedos sostenía una taza de café humeante, lo suficientemente fuerte como para mantenerme despierto unas horas más...
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Muerte en el museo
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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