- Jacqueline, ¿no fuiste tú la que me dijiste que querías una casa con vistas?
La mujer detuvo su mano en el aire, con la taza de café aún enredada entre su dedo, y asintió, y no emitió sonido alguno del interior de su boca, quizás porque no podía conjugar palabra alguna.
- ¡Oh, vaya! - Exclamó su marido, tomándose un respiro. - Entonces: ¿por qué has puesto unas gruesas cortinas que tapan toda la visión?
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Un juego de niños
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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