Con el rostro
parcialmente desfigurado por la erupción cutánea de un acné sin
tratar, Blake J. Thomson era el tipo de hombre al que a nadie le
gustaba mirar directamente a la cara. La complexión de sus grandes
manos no quedaba ensombrecida por su enorme cuerpo y debido a sus
característicos rasgos a menudo solían darle el alto para realizar
un control rutinario en los diferentes estados por los que se movía.
Un saludo.
Akasha Valentine. Escritora y poeta.
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