Se suponía que debía de ser una noche tranquila, un caso fácil de resolver, un criminal menos en las calles, pero nada de lo que había pensando llegó a suceder como yo quise que pasara. Mis manos no son las extensiones del brazo que un hombre de bien tiene, están marcadas por la tinta de los profesionales y manchadas con la sangre de quienes no cooperan en las investigaciones...
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Una mala noche para morir
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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