La vida de John Carrington siempre parecía estar llena de inquietudes. Con la mente en otra parte y los ojos en todas las direcciones, le costaba mantenerse con la mirada fija en un punto en concreto salvo cuando la miraba a ella, entonces su mundo sólo giraba en torno a su figura. Dado que no era un hombre elocuente, al que las palabras recurran frecuentemente, no podía decirle cómo se sentía cuando sus brazos casi sin tocarse podían llegar a hacerlo...
Lectura completa en:
SUEÑOS PARA VIDAS DESPRENDIDAS
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario