Sus zapatos golpeaban la calzada. Casi sin aliento, respiraba con dificultad. Sus piernas daban grandes zancadas, evitando así caer en las profundidades de la tierra, donde voraces llamas intentaban alcanzar sus cortas pisadas. Miles de almas gritaban su nombre, ensordeciendo sus oídos, como si jugasen con su cordura...
Lectura completa en:
3 de Octubre de 1849.
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario