Mi hermano Josh tenía una risa fácil y una gran elocuencia. Nuestros progenitores estaban enfrentados por nuestra tutela, y el tiempo que podíamos pasar juntos era breve, por eso cuando llegábamos a casa de la abuela nos olvidábamos por completo de las normas y subíamos al desván donde estaba el cuarto de juegos. Aquella tarde, Josh me propuso jugar al escondite, y dado que hacía mal tiempo acepté de inmediato...
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El cuarto de juegos
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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