Se miró al espejo y lo que vio en él no le gustó. Tenía las mejillas rollizas y la piel arrugada. Los párpados caídos y la parte inferior de su rostro llena de ojeras. Sus blancas manos era arrugadas y viejas, por eso él la había abandonado por otra mujer más joven, por eso todas las mujeres de su misma edad debían ser azotadas, humilladas y golpeadas con violencia hasta la muerte...
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La mujer despechada
Un saludo.
Akasha Valentine Escritora y Poeta.
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